miércoles, 27 de noviembre de 2019

¿Dónde está el gato dentro o fuera de la jaula?



O tal vez se trate de algún pariente del gato de Schrödinger y esté dentro y fuera a la vez  hasta que podamos tener la imagen completa. Hasta que nosotros, observadores, abrimos el misterio.

Algunas veces me da por pensar en estos experiementos, me gusta recordarlos. 

Pero hoy quiero hacer conmigo mi propia versión de  este experimento. Supongamos que hay  una caja, a la que llamo la versión del mundo que vivo.

Esta caja contenedor es lo que llamo mi cuerpo, mis emociones, mi historia, es a lo que normalmente se llama Mábel, Pepito, taxista, vecino, amigo. En  esta caja puedo ver por ejemplo: mis recuerdos, mis deseos, las cosas que se me dan bien, las que se me dan mal, mis experiencias, los sabores que me gustan, los acontecimientos que me disguntan, saber cómo me siento.

La caja me sirve para poder mañana coger el tren e ir a Madrid a resolver unos temas de impuestos. Para ir a la frutería y comprar lo que falte en mi nevera. Para no caerme por un barranco. Para saber si tengo que hacer más o menos ejercicio. Para pasar una tarde bonita con viejos amigos.Dibujar, escribir, bailar, estar disgustada.  Para ...Para no enrrollarme mucho: para vivir el cotidiano sin parecer demasiado extraterrestre. 

Normalmente paso en esta caja gran parte del día. Aunque desde hace unos años juego a   mirarla desde otro lugar mucho más vacio que no sé si está dentro o fuera,  y a veces parece que todas esas cosas que veo me fueran cercanas y propias; pero también diferentes de lo que Soy, ésta vez sí, a la vez. 

Esta mirada me procura otras posibilidades, sobre todo si no me manejo en términos de probabilidad de 50%- 50%, a la hora de crear una versión del mundo que vivo. A veces es difícil, otras me hace seguir alucinando con la maravilla de formar parte de algo que no se sabe ni cómo explicar, a lo que llamamos mundo, vida, universo. 

Por eso ME gusta estar como este gato, con  posibilidades abiertas, y dentro y fuera a la vez.

Texto Mábel Dom G.
Imagen de Mimzy en Pixabay
Para saber más sobre Schrödinger y su gato sigue el enlace : https://www.youtube.com/watch?v=Hyf8pZZUozY

lunes, 18 de noviembre de 2019

Me hace gracia mi contraseña. En general las contraseñas que utilizo. Si hago un poco de historia, y algo de esfuerzo, voy recordando casi todas.

 Esas combinaciones de letras y números que a lo largo del tiempo he ido usando, vienen a resultar un miniesquema de mi historia. Parte al menos de mi historia. Palabras y cifras que en el momento en  el que las establecía o actualizaba definían algo importante para mí. Algo que no olvidaría, precisamente por eso. 

Las contraseñas fueron caducando, y hoy me doy cuenta de que también iban caducando los momentos.

Poner una contraseña es, o yo así lo veo, como poner un título al momento en el que estoy. Es como intentar definirme. Por eso no me gusta cuando en algún sitio te obligan a que contenga al menos un determinado número de caracteres y que al menos algunos sean símbolos, mayúsculas y números. 

Prefiero poner yo las condiciones. Es parte de mi carácter. Mi contraseña es símbolo de mi personalidad. Define con letras grandes lo que me interesa en ese momento, al menos un interés.

Aunque a veces también el azar juega su parte, pero cuando las dejo al azar, me olvido fácilmente.

Imagen de Michael Schwarzenberger en Pixabay